Y desde aquel entonces las estrellas han perdido su brillo,
Solo porque alguna vez alguien olvidó mirarlas con respeto,
Y se molestaron, o simplemente sucumbieron ante la desdicha,
Para caer en un estado de melancolía posesiva.
Y desde aquel entonces se ha olvidado pedir deseos,
Porque la fuente se ha agotado y no es para menos,
Se fue desgastando por tanto desespero.
¿Qué hacer ahora si ya no puedo?;
Y las estrellas han cambiado a un desierto.
Ya no importa lo que quiero, porque ya lo he olvidado.
Solo deseo que no me abandonen y así alumbren mi reinado.
La pasión, la intensidad, el deseo, a un lado han quedado
Porque solo en mi encuentro un manto de soledad que
De cuando en cuando me va ahogando.
Decepción de mi, o quizás de ti, o sólo es una descripción de lo que fui,
Y sólo puedo recordar aquel deseo que una despejada noche logré formular
Cuando una estrella fugaz cruzó mi destino para revelar, que la soledad es
Parte de mi vida y mi medio es y será la melancolía.
09-03-09
8 comentarios:
Que sentimiento!!!!
muy hermoso!-__-
sin palabras...
La soleda no siempre trae melancolía. A veces, puede traer alegría.
Napoleon: Gracias! =).
Grunge: ciertamente, no siempre la soledad trae melancolia, pero en mi caso particular es lo que suele ocurrir. Gracias por comentar! =).
La melancolía, para mí, es la dicha de estar triste. Otra cosa es la depresión. Por eso, como alguna vez escribí a una amiga, que a la decepción se le cache un burro.
En verdad os digo (¡ja!): Creo que el miedo que por lo general se le tiene a la soledad, es en realidad un filtro para evitar que cualquiera llege a ella; una vez que lo superas, llegas a sentirte a gusto con la soledad, ¡y vaya que te revela grandiosos secretos! Como dicen por ahí: «A veces prefiero estar a solas con la soledad y sentirme bien...».
Tercerdistante: Si, a decir verdad la soledad es la mejor compañia que podemos tener, pero no le temo. Quizas es que no he llegado totalmente a ella y aun me guarda algunos secretos.
La soledad siempre es una mierda cuando no se la desea y punto.
Gabriel, tienes toda la razón del mundo en ese comentario.
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