viernes, 5 de junio de 2009

Ella.

Ella sangraba por donde había sido mordida,
Sentía que algo le carcomía las entrañas
Una comezón sedante escocía por sus miembros
Mientras temblaba, si, temblaba de éxtasis…
Sentía la pasión de la mordida en cada palpito de su
Apenas audible corazón.

Y lo deseaba, de pronto el deseo se adueñó de sus sentidos,
Deseó que ese sentimiento de desapego del alma jamás se desvaneciera
Deseaba que cada gota de sangre de vida saliera de ella
Se sentía fantásticamente sedada.
El caliente estupor del jadeante cuerpo por reprimir la ya casi ausente vida
Era imperativo.
El olor a sangre, a su propia sangre le agudizaba los ya casi muertos sentidos.
Sentía hambre, deseo de más sangre, de necesidad, de dependencia…

Hasta que se detuvo, el ardor interno, la pasión, las nubes de estupor de la mente, todo, de la nada, desapareció.
Todo fue suplantado por los más básicos y salvajes deseos de matar, de desprenderse por completo de su alma, desaparecer de su vida y reaccionó, cuando desapareció su reflejo, hundiendose en un llanto ahogado al percatarse que vivía en un rastro de vida congelada en tiempo de sobreviviente.

Y atacó, su primera víctima, éxtasis liquido color carmesí, mientras caliente borbotaba sangre hacia sí, cubriéndolo todo, dándole sentido a todo.

Sucede que esa mordida le dolió, puesto que todo lo imagino en una noche sádica de sangre que vivió cuando quiso morder para despejarse y solo se encontró a si misma parada alrededor de su consciencia disociada en un vampiro que sin temor la despedazaba.
Y era ella, su autodestructiva ella, convertida en una esquizofrénica desangradamente viva.

04-06-09

2 comentarios:

Cesar Antonio Chumbiauca dijo...

Es un poema bastante agradable, con un toque de sensualidad, pasión... Sí, su poesía tiene eso, y es lo atractivo en ella.

Gabriela Parra dijo...

Se le agradece una vez más por leerme, y pues es lo que intento, escoger las palabras adecuadas para proyectar lo que siento.

=)