Un abismo de razón ilusionado
Una esperanza de amor entrelazado
Y su respiración.
Mientras cubría con su mirada con un manto de verdad que idolatraba
A la vez que existía en una habitación restringida que recordaba.
Y extrañaba, mientras suspiraba acongojada,
Por la libélula extraviada que no podía iluminar la estancia
De recuerdos transparentes de su alma
Que observaba, idolatraba y extrañaba.
Relaciones de abismos ilusionados
Que descubren paradojas de personas impostoras,
De ilusiones soñadoras,
Y existen.
Existen para creer que están felices aun cuando destacan.
Destacan porque estallan,
Porque no son más que polvo encerrado en una estancia,
Mas que recuerdos empañados por deseos que se escapan
Y se bloquean, por no ser nada.
Cuando se extrae… y sobrepasa
Creando abismos, confirmando paradojas
Mientras se apaga e idolatra.
02-08-09
4 comentarios:
oh... el recuerdo del amor es algo tan chévere... deberíamos todos hacerlo, o inventárnoslo, para tener algo bello a lo que asirnos de vez en cuando.
En efecto señor Leonardo, en efecto.
Saludos y gracias por la visita! =)
Sería mejor revivirlo que recordarlo aunque recordar, en cierta manera, es revivir.
Existen porque no desean ser la paradoja sino la exactitud de una parábola pero se van sin haber entendido siquiera si existe tal parábola... y si existe tal paradoja.
Se van, nos vamos y seguimos yéndonos. ¿Cuándo acaba de imponer su finitud lo infinito? Nunca lo sabremos.
AZAÑA ORTEGA
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